lunes, 7 de octubre de 2013

El Otoño


Con la llegada del otoño vamos notando una energía más contractiva.


Conforme vamos avanzando en el mes, notamos como cada vez el clima va cambiando y se va tornando más frío y húmedo. Vemos como los árboles van perdiendo las hojas y la frescura que hace unos días todavía conservaban. La actividad y la energía que antes estaba en el tronco de las ramas desaparece para recogerse en las raíces, haciéndose mas contractiva, lenta y profunda.

Al igual que nos preparábamos para el cambio de estación, como explicaba en el post anterior Verano Tardío, con los alimentos que empezábamos a encontrar en la naturaleza y que nos ayudaban a llevar mejor ese cambio tan inestable, en otoño también debemos de tener en cuenta como nutrirnos para evitar sufrir resfriados, catarros, amigdalitis y otras molestias que en ocasiones acabamos desarrollando, sobre todo, en esta época del año.

Debemos de tener en cuenta que el órgano más afectado en este momento es el pulmón, y la víscera el intestino grueso.

Si seguimos consumiendo alimentos que nos enfríen y nos creen acidez en la sangre, estaremos dejando una puerta abierta a los virus y bacterias que están siempre en nuestro entorno y estaremos mas expuestos a sufrir los típicos trastornos que hemos mencionado antes. 

A menudo nos dicen que hay que consumir Vitamina C para mejorar y optamos por consumir a diario zumos de cítricos para obtenerla, creando con eso un frío interno y empeorando nuestra situación. Pensemos por un momento en un helado, ¿Qué sensación nos transmite cuando lo tomamos? pues ese frío que nos viene tan bien cuando el clima es más cálido debemos de evitarlo por completo ahora y los cítricos hacen la misma reacción en el cuerpo. Al igual que sucede con las ensaladas crudas y la fruta fresca, será mejor consumirlas escaldadas o al vapor y la fruta en compotas, ya que nos enfriaran menos. 

Es la necesidad de nuestro organismo de protegerse contra el frío.


Nuestra alimentación debería de incluir los siguiente alimentos:
  • Arroz integral
  • Judías blancas, Soja negra.
  • Hojas verdes de zanahoria, hojas más pequeñas como el perejil, berros, canónigos, hojas de nabo, hojas de col, de brócoli.
  • Raíces muy profundas como la bardana.
  • Brócoli, coliflor, daikon, raíz de loto, gengibre, cebollinos, zanahorias, col lombarda, apio, chirivia.
  • Nueces,
  • Frutas deshidratadas, pasas, higos, albaricoques, orejones, ciruelas.
  • Pescados pequeños y contraídos, sardinas, lenguados.
  • Alga hiziki.
  • Manzanas y peras.

También debemos de hacer un cambio con nuestra forma de cocinar. Empezaremos a hacer cocciones más largas y que generen mas calor interior como sopas, estofados largos, fritos, salteados largos, presión, algo de horno, tempuras, aumentaremos el aceite y la sal en nuestra cocina diaria, pero siempre con moderación.









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