Con la llegada del otoño vamos notando una energía más contractiva.
Conforme vamos avanzando en el mes, notamos como cada vez el clima va cambiando y se va tornando más frío y húmedo. Vemos como los árboles van perdiendo las hojas y la frescura que hace unos días todavía conservaban. La actividad y la energía que antes estaba en el tronco de las ramas desaparece para recogerse en las raíces, haciéndose mas contractiva, lenta y profunda.
Al igual que nos preparábamos para el cambio de estación, como explicaba en el post anterior Verano Tardío, con los alimentos que empezábamos a encontrar en la naturaleza y que nos ayudaban a llevar mejor ese cambio tan inestable, en otoño también debemos de tener en cuenta como nutrirnos para evitar sufrir resfriados, catarros, amigdalitis y otras molestias que en ocasiones acabamos desarrollando, sobre todo, en esta época del año.
Debemos de tener en cuenta que el órgano más afectado en este momento es el pulmón, y la víscera el intestino grueso.